Las obsesiones se dan en diferentes formas, son pensamientos que aparecen aún sin quererlos, ideas fijas involuntarias, impulsos o imágenes persistentes que se experimentan por lo menos inicialmente como intrusas y sin sentido; la persona intenta ignorar o suprimir este tipo de pensamientos o impulsos, o bien trata de neutralizarlos a través de otros pensamientos o acciones, ocasionándose mayor malestar y angustia. Los individuos reconocen que estas obsesiones son producto de su mente y no están impuestas desde fuera. Las obsesiones o compulsiones producen marcado malestar; pérdida de tiempo o lo contrario, invierten demasiado tiempo en ellas. Esto ira interfiriendo significativamente con la rutina habitual, con su actividad profesional, con sus actividades sociales o sus relaciones con los demás, llegando a ser una vida disfuncional.